Massu y tu [fanfic]

Chicaaaaas!!! feliz díaaaaa!!!! feliz día de la mujer niñas ɞ!! ~ es que aqui en Argentina hay ese día (:

Bueno y como ando de paso aprovecho para publicar este fic que se los quiero dedicar (:
Para: Maxii, que me encantan leer sus fics *O* y queremos secuestrar a Massu m(><)m
Miluju, que es fan de Massu así como yo y que disfruto de sus fics  :3
Kurumi, que también es fan de Massu y mi amiga, también planeamos secuestrarlo >:3
Meli, que me encanta su fic el cual me hace querer a Tego x3

Bueno, ¿cómo salió la historia? Eso es por oir...

Es que no se puede una no inspirar con eso *OOO*

Entonces espero que les gusté!! lamento si es algo cursi pero la canción me obligó ^///^

Ya dejo de hablar y que lo disfruten :D!



¿Por qué tenía que pasarme a mí?, yo solo quería una vida normal pero, realmente tuve que dejar todos esos insignificantes sueños atrás. Cuando él apareció, me dije “no, definitivamente yo haré lo posible para estar a su lado” Y así fue, él era mío, todo era perfecto, o casi perfecto…

Mi familia no estaba de acuerdo con que yo me relacionara con alguien que me llevaba siete años adelante. La verdad es que sonaba impensable pero, yo no veía otra más que sus hermosos ojos castaños, aquel cabello corto, tan casto como su personalidad, aquel y mil cosas más me habían capturado.

Recuerdo que con toda la timidez del mundo le había confesado mis sentimientos, estaba tan roja, peor que un tomate, y me costó mirarle a los ojos mientras se lo decía. Él me tomó de las manos y eso me dio la fuerza suficiente para seguir sin parar. Desde aquel día, nuestros corazones se unieron en uno, él me quería a su lado y era todo lo que necesitaba para ser feliz.

Era una tarde de otoño, vestía un conjunto negro con sus bordes rosas, mis zapatillas a caña eran iguales, hacía conjunto. Estaba dolida, mi madre al fin había descubierto lo nuestro y me tenía en la casa sin dejarme salir.

El cuarto donde solía pasar mis tardes dedicándome a mis escrituras era igual a la oficina del detective Loki, solo que sin los sofás esta vez.

Dejé mi espalda reposar sobre el estante de libros del lado derecho, tenía en brazos a Buta-chan, el osito que él me había regalado. Estaba llorando en aquel momento en el que él entró por la puerta dejándome el semblante con sorpresa y tratando de esbozar una sonrisa que duramente salió de costado.

-¿Qué haces aquí?-pregunté sin ganas en mi voz  y también sin levantarme del piso.

-No me siento capaz de poder complacerte, pero haré todo lo que esté a mi mano, por que tu mamá nos puso límites-me sonrió.

-¿Eh? ¿De verdad?-seguí con mi sorpresa, mis ojos estaban bien abiertos.

-Si así es-continuó sonriendo mientras se sentaba a mi lado y de su mano derecha nacía un leve, tranquilo y dulce contacto con mi mejilla, la acariciaba, yo cerré mis ojos por un momento para solo sentirlo.

-Massu… -susurré con cierta nostalgia.

Me miro descolocado, estaba algo extrañado por mi reacción y tenía razón ¿por qué yo actuaba de esa manera? Era tan extraño, yo había luchado tanto y esta vez parecía darme para atrás. Sus ojos buscaron una respuesta que en los míos todavía costaba siquiera vislumbrarse, la verdad era difícil de explicar.

-Massu yo-agarré su mano para llevarla a su pierna y allí jugar con sus dedos entre los míos-. Yo… sabes que te quiero pero-, bajé la mirada-, ¿realmente quieres a una mocosa a tu lado?-de nuevo levanté la mirada a la altura de sus ojos, me acerqué más-, yo te amo Massu, pero no sé si podré hacerte feliz, yo quiero pero siento… que cuando todo el mundo me dice “eres demasiado joven para él”, yo realmente decaigo, y no sé, creo que tu también lo pensaste.

Fue lo que dije sin dejar de sollozar un poco más de lo que ya antes había dejado escapar. Había sacado a relucir mis dudas de una sola vez y esta vez sin pensarlo más.

Él me miro por un momento serio, no paso mucho en que me ofreció una de esas sonrisas perfectamente hermosas. Se rió por lo bajo apretó con fuerza la mano que había estado jugando con la suya y me miro fijamente.

-¿Y tú les creíste?

Yo me quedé muda al oír eso, era como un sueño, no era real pero aún así, pude sentir como un enorme alivio recorría todo mi interior llenándolo con su sonrisa que no desaparecía de su fino rostro, que no me dejaba sino que aumentaba de acuerdo yo también la imitaba.

-Massu-dije esta vez con lágrimas de felicidad en los ojos, él me miraba tan tierno en tanto me acariciaba la mano.

-Te dije que-, se asomó a mi oído-, nada ni nadie podrá jamás compararte ni mucho menos apartarme de tu lado-susurró, con aquel sentimiento tan enriquecedor para todo mi ser que sentí un cálido escalofrío de energía recorrerme de pies a cabeza.

-Massu, yo… soy una tonta…

Massu me calló una vez depositó un beso suyo en mi cuello. Lentamente nos separamos y nuestras miradas se conectaron por un momento, sentía tantas cosas en ese momento, eran tantas las sensaciones que no yo podía más.

Me había capturado tantas veces esa mirada tan cercana que esta vez no era la excepción, y dicho el caso que me deje llevar por su seductora mirada que de un momento a otro ya me veía envuelta en sus labios.

Tan esponjosos y antojables, deseados por los míos durante tanto tiempo, era un experto besando, en cada uno de sus toques lo cual lo hacía tan delicada y sutilmente, inculcaban tanto sentimiento y amor. Era tanta mis ganas por ellas que no dude en llevar una de mis manos a su nuca para profundizar dicha unión y con la otra acariciaba su cabello.

Una vez la falta de aire se presento a molestar nos separamos. No podría haber sido de la mejor manera pues mi madre entró en el segundo que nos separamos para tomar aire. Y sin siquiera decir nada la mujer se sentó en la silla de la mesa estilo oficina.

-Quiero hablar con ustedes, siéntense-nos señaló las sillas.

Nos levantamos y nos encaminamos hacia las dichas sillas. Recuerdo escuchar decirle a Massu que aún a la edad de diecinueve años era poco, así que, que fuéramos despacio y con cuidado, y que todavía tenía que dejarme todas las noches dormirme en casa. La verdad era que no parecía mucho, sino que estaba bien, y ambos estábamos felices por ello.

-Pero por el momento, al menos hoy se quedará aquí sin poder salir, ya que tengo muchas cosas que aclarar a solas con ella.

¿¡Cómo podía decir eso!? Massu y yo teníamos una pequeña cita a la plaza de la esquina ese día, ¡justo ese día!

-No-contesté toda malosa yo mientras le negaba con la cabeza, y Massu me tomó de la mano en señal de resignación-. Justo hoy que solo iba a llevarme allá-le señalé, sabía bien de que lugar se trataba.

-Bueno está bien, hablaremos en la noche-absorbió algo enojada, lo pude notar en su expresión.

Le sonreí a Massu y ambos bajamos de la mano al primer piso y abandonando la habitación. Sujetaba su mano de manera tímida y feliz mientras que con la otra pegaba a Buta-chan a mi pecho.

Salimos al exterior y el viento nos recorrió los cabellos, dejándome algunas mechas a la cara, esas que él no tardó en quitarlas apoyándolas tras mi oreja mientras me miraba tiernamente.

Emprendimos nuestros pasos por toda la cuadra escampada y llegamos a la cercana plaza, que estaba repleta de juegos. No me solté de él en ningún momento y me dirigí a un juego que me gustaba mucho, claro que no era el mismo de los parques, pero se parecía, el carrusel. Pequeño y sin caballitos ni nada, tenía a su alrededor bancas las cuales una de ellas las ocupamos.

Lo senté a él más que nada y yo empecé a mover el juego como si de una patineta se tratara.

-¿Sabes? Luchar por lo que uno ama es inevitable, y si tanto hay entre los dos, es imposible que pierdan-acoté muy feliz mientras seguía girando el juego. Mi querido novio que estaba vestido con la misma ropa que uso en la calle en Aoi Bench, me hizo sentarme y tomó él el control del juego.

-Yo sabía que jamás podíamos rendirnos, realmente nos queremos y no dejaré que esto acabe nunca. Yo tenía razón en pensar que todos creerían que solo te quería a mi lado por una sola cosa. Y te quiero tal cual eres, me enamorado de tu inocente mirada, es una de las tantas cosas que me ata sin dudar a ti-me dedicó con su más sutil sonrisa.

-Inocente-me reí por lo bajo mientras le miraba cariñosa-, eso solamente hasta que tu…

-Shh-acotó para que callara cuando se llevaba su dedo índice a los labios-, es muy pronto aún para hablar de eso-, dijo pero de una manera que dude en su voz y en su semblante divertido, lo cual solo me causó más risa.

La estábamos pasando bien ese día. Dejo de girar el carrusel y se sentó a mi lado. Me sentía en el cielo, estando con él sentía que no había nada que pudiese temer ni nada, él tenía algo especial. Su sonrisa, ya la he mencionado, su forma de vestir cool y divertida, su inocencia que tanto me llenaba de amor, sus abrazos, su manera de ser. Olvidé mencionar que cocinaba muy bien, oh si, ya había tenido la enorme oportunidad de probar uno de sus manjares, el gyoza, realmente el lo hacía de una manera que no se encontraba apreciar en otras personas.

Estando a mi lado aproveché para decirle que desde ese momento en adelante quería tomarme miles de millones de fotos con él para atesorarlas toda la vida que se nos mostraba por delante. Massu se conmovió con mis palabras y sacó su cámara.

-Entonces comencemos ya-le puso en alto y junto su cabeza con la mía-, sonríe-capturó la imagen de ambos sonriendo felizmente como pareja.

Bajó la cámara y miramos ansiosamente alegres la dulce imagen que nos dejaba ver el aparato tecnológico de Massu, nos miramos.

-Te amo, con toda mi alma, soy eternamente tuyo-, me declaró sonrojado pero cariñosamente amoroso de hacerlo.

Aquellas palabras que hacían eco en todo mi ser, Massu… mi corazón latía aceleradamente, se aceleró más, si es que pudo, al acercarme de tal manera que sentí sus pulsaciones que iban al mismo ritmo o pero que el mío.

-Yo también te amo, con toda mi alma y…-agregué seductoramente mientras mis ojos se desviaban ya a sus labios-, sabes que soy toda tuya, por toda la eternidad-alcé y le sonreí de manera que acabé en besarlo.

De nuevo esos labios tan deliciosos, hambrienta de ellos, quería… no lo pensé más y mordí su labio inferior. Sentí sus brazos rodearme la cintura, me acariciaba la espalda, era tan tortuoso de su parte, por que quería llevarlo conmigo para algo más y no podía.

Separados por la falta de aire, pero no por mucho me volvió a besar, esta vez ya sentía su lengua en mi boca, no podía negarme era suya y el parque estaba completamente vacío, sólo nosotros lo llenábamos cuando íbamos se podría decir.

Sentí la luz del foco dándonos en la cara y también por querer recuperar algo de aire nos separamos nuevamente. Sabía lo que eso significaba y ya me quería poner a llorar.

-Ya es hora-me tomó de la mano-, no quiero después tener que sufrir el no poder verte.

Yo solo asentí contenta con eso y nos íbamos, me giré asustada en un momento y afortunadamente Buta-chan seguía en el banco, lo tomé en brazos y regresé con Massu entrelazando nuestros dedos para enseguida soltarlos.

-Él irá en el medio-le hice sujetar la mano de Buta-chan-, por que somos sus padres, ¿entiendes?-le conté con cierta diversión en mi voz.

-Claro-respondió algo con cierta risa-, pero él-agarró a Buta-chan y lo puso en sus hombros como si de un niño se tratase-, irá aquí arriba-me miro aclarándome la situación-, así puedo sostenerlo con mi mano derecha por que con la izquierda quiero tu mano.

-Está bien, así será-y me reí con él mientras nos volvíamos a casa.

Ese día había sido increíble, realmente era el mejor de todos los que había pasado, Massu era quien yo creía, y me hacía tan feliz a cada momento que, no dejaba de mirarlo con cierto amorío que cualquiera hubiera podido descubrir.

Llegamos a mi casa, a la puerta más bien. Quise decirle que no hacía falta nada más pero insistió y entró para despedir a mi madre y después se fue.

Lo acompañe hasta la puerta y claro la cerré, nos ofrecimos otros de esos besos castos y reconfortables para después decirme lo último:

-Bueno me voy pero, quiero tus mensajes en este aparato-ordenó mostrando su móvil.

-Así será señorito-asentí como si de un sargento se tratara. Nos reímos nuevamente en tanto me hacía unos coscorrones suaves en la cabeza y se alejaba.

Tenía que girar a la esquina… me miro por última vez y volvimos a conectarnos en otra de nuestras miradas… me guiñó el ojo coqueto y se desapareció. Yo seguía embobada por la situación pero recupere la razón y entré decidida. Ya no habría más obstáculos penosos, todos los lucharíamos juntos sin importar nada… aquel día comprendí… que junto a MI Massu… yo era muy feliz.

Fin

Seré sincera, no releí entonces no sé si hay errores o horrores ortográficos ●︿●

Bueno, me despido!! cuidense coman mucho Gyoza (:  y mucho pastel!!! x3

Jana!! :D!