domingo, 27 de febrero de 2011

Fic: Debí creer más en él [setoXtomo]

Hoooooola!! aush!! que momento mi primer fic yaoi, más que nada shonen-ai, lo siento Maxii pero para la próxima te prometo lemon D: Bueno sucede mientras viven juntos etc etc... XD así que Tegomass tendrás que esperar, pero ya le había dicho a Maxii que haría un SetoXtomo xD los cuales no me pertenecen D: por desgracia (=.=U) es uno bien tiernon o eso creo xD la historia la va contando Seto *-* weno sin más vueltas y al fic!!!♥

Estaba tan helada la noche en que decidí escapar de los hechos, recuerdo que nada hubiese sido mejor quedarme un poco más aclarando ideas. Pero yo… yo estaba herido… tenía que salir de ahí cuanto antes.

Nuestra casa estaba lejos de la ciudad, todo era blanco desde hacía días, la nieve había hecho su trabajo dándonos una hermosa noche de invierno mientras nos ofrecía cubrirnos con aquel manto blanco y hermoso el cual no podíamos rechazar.

Como siempre todo iba bien en mi casa y trabajo, o eso es lo que yo pensaba. Él entró por la puerta dejando de lado el saludo y yo no hice más que mirarlo algo angustiado y seguirlo.

Mis pasos iban con lentitud hacia el cuarto, la mansión era enorme y había suficiente espacio para ambos pero, al menos en los momentos difíciles tenía que estar con él, mucho más cerca, era por eso, por que lo quería que estaba con él desde meses.

-¿Qué te pasa?-me acerqué a él sigilosamente por la espalda mientras se desvestía.

-Nada, no pasa nada-me hablo dejando la corbata a un lado sin voltear.

-Sea lo que sea, yo estoy aquí y puedes confiar en mí-lo abracé sin pensarlo.

Sentía su espalda pegado a mi pecho, recuerdo que recosté mi cabeza en ella, me hacía tan feliz el poder sentirme pegajoso con él, solo con él. Era tan linda esa sensación, el demostrarle y poder darle a conocer que no importaba nada más que él. Yo lo amaba tanto que, le dije mil y un veces que daría mi vida si fuese necesario por él.

Muchas veces recuerdo que cuando llegaba del trabajo, lo esperaba con la cena ya lista y siempre con una gran sonrisa solo para él. Y si sabía que llegaría temprano, lo esperaba con una taza de chocolate caliente junto con unas masas de chocolate con dulce de leche que sabía preparar bien. Él era y es todo para mí.

-Te a…

-Precisamente por eso-me interrumpió-, por que confío en ti, te puedo decir que… estoy dispuesto a dejarte-sentenció.

Yo me calle y me hice el desentendido, ¿qué era aquello que había salido de su boca? ¿Qué fue ese comentario nada divertido?

-¿Pero qué dices cariño?-pregunté aún confuso.

-Lo que escuchaste-, dijo fríamente forzando a que lo suelte del agarre.

-No, es mentira. Esto no es cierto-dije paralizado por su comportamiento que luego salí de la habitación y me dirigí afuera.

Directamente me fui a la puerta de entrada y tome de la perilla con desesperación que me olvidé de la cena para continuar sufriendo afuera, donde él… no podía verme.

Por lo ocurrido tome la decisión de desaparecer de su vida, sin más y sin nada más que eso, como odiaba el hecho de que aquello hubiera escapado de su boca sin remordimiento alguno.

-Tomo, eres un tonto-solté al aire susurrando como si el viento que rozaba mi rostro me hubiera oído-, no te comprendo-, y seguí caminando.

¿Me llevaban a algún lado mis pasos? Por un lado así parecía pero por otro, no hacía más que encaminarme hacia la nada perdiéndome entre aquellos peligrosos árboles de noche. Era la hora de tomar distancia pues todo lo que decía era tan innecesario y estúpido.

Había recuperado algo de cordura esa noche y me di cuenta de que al lugar al cual me dirigía tal vez no existía, pare en seco y resoplé.

-¿Pero qué estoy haciendo? Debería odiarte pero ¿por qué siento tanta tristeza?-hable para mí mismo mientras mis ojos buscaban nada en el suelo-Tomo Yanagishita cómo pudiste-fue lo último que arrojé antes de explotar en llanto.

Tristemente seguía ahí, ya en ese momento bajo la nieve, deseando no existir, deseando que la tierra se abriera para tragarme ya que, era tanta mi tristeza que en un desenfrenado momento se me paso por la cabeza el querer suicidarme.

Llegue a pensar que lo merecía por que pensaba que tal vez había hecho algo malo pero no, mi conciente despechado estaba fuera de control y todo por aquellas palabras que resonaban en mi mente como un tétrico y dolorosamente desgarrador recuerdo, esas palabras salidas de su boca. Esa misma que yo tantas veces había besado como si fuera un tesoro dentro de la caja de Pandora.

Llegué a una estatua que a veces me gustaba visitar, una de un ángel femenino postrado en una banca, extendiendo sus alas mientras sostenía un libro con una pluma en la tapa. Era tan bella aquella señorita, me percaté de lo lejos que había llegado caminando como un tonto. Me sorprendía el hecho de qué tan afectado estaba.

Me acerqué más a ella, la que estaba en medio de un bosque de escasos árboles y me senté, recostando mi espalda en la base. Me sentía tan adolorido de tanto caminar, eso solo pude sentirlo al sentarme, y también dentro de mi corazón claro. Me sentía herido y sin ganas de vivir, totalmente muerto en vida.

Todavía podía sentir la nieve cayendo en mi cuerpo, estaba tan helado el clima, que por el frío llegué a flexionar mis piernas y lleve mis rodillas a mi pecho para abrazarme fuerte, en tanto no dejaba de salir aire de mi boca.

Admirando drásticamente cada espacio del lugar llegó el momento de dormir, pues mis párpados ya pesaban y de que manera, no opuse resistencia y me deje llevar por el clima que me ofrecía un helado sentimiento y una dura pero mejor opción el dormir bajo la lluvia de hojas celestiales.

Me permití un último deseo antes de poder dormitar…

-Por favor, haz que recapacité acerca de lo nuestro-, susurré tímidamente pero con firmeza al aire, solo Dios lo escucharía.

Y fue que al fin dormité en paz bajo la lluvia de cenizas blancinas.
No sé lo que paso después pero si el haberme movido varias veces, quizás temblaba y quería protegerme cada vez más, pero no quería despertar, prefería seguir sufriendo si al fin y al cabo él me había dejado.

Deje de lado el despertar, solo ya el cielo esperaba hallar, no podía más con eso, me rendiría sin dar batalla ¿así sería? Por qué no si ya me había confesado la verdad sentenciándome inconcientemente a sufrir por el resto de mis días.



Algo me molestaba, tal vez el hecho de ya despertar, no, no era eso, más bien, algo me estaba moviendo, sacudiendo sin detenerse exasperadamente. Eran tantas las zarandeadas que decidí despertar para ahuyentar al perro que me molestaba pero… al abrir los ojos me encontré rodeado por esos ojos oscuros en los que siempre me perdía sin control alguno.

-Tomo…-susurré comenzando a llorar nuevamente.

-Tonto, ¡no vuelvas a hacer eso!-me gritó con lágrimas en los ojos y una derramándose en su mejilla.

-¿Por qué no?-contesté tímidamente arrugando la ceja enojado.

-¡Por que no quiero que te enfermes por unas palabras de las cuales me arrepiento de haberte dicho!-arrojó cerrando los ojos fuertemente para detenerse luego y mirarme fijamente a los ojos.

Remordimiento, ¿él sentía remordimiento?... lo que dije… las palabras que habían tomado vuelo anteriormente habrían resultado entonces… me alegre y continué mirando callado.

Podía ver en ellos mucho arrepentimiento y dolor, sus ojos parecían hinchados, ¿tú también estabas llorando? Pensé, claro, seguro que si se había arrepentido de verdad también había sufrido… y cómo.

-Perdóname, no lo volveré a decir nunca más-rompió nuestro silencio mientras negaba con la cabeza-. Realmente…-agachó la cabeza tragando saliva para después volver a mirarme y esta vez sonrojado expulsó:-, Yo también te amo, de verdad-yo lo miré sorprendido era la primera vez que decía que me amaba cuando yo lo había repetido cientos de veces hasta que ahí reaccionó.

-To… Tomo-balbuceé, mi herida ya comenzaba a cerrarse.

-¡Ven aquí!-abrió sus brazos.

-¡Tomo!-exclamé con emoción y con lágrimas pero esta vez de emoción enterrándome en su pecho y reclamando cariño mientras al poner mi cabeza en su hombro.

-Te amo cielo, lamento el haberte hecho sufrir de esa manera, y solo por que no me había ido bien en el trabajo, que tome decisiones que inexplicablemente y sin razón salieron a flote.

-Yo te dije-me aparté para mirarlo-, yo te dije que siempre te apoyaría, que…

Sus dedos, el índice y el medio callaron mis palabras para él sonreírme y quitar sus dedos para cubrir mis labios con los suyos. Que sensación, cerré mis ojos y la sensación era irresistible, lo deje danzar sobre mí sus labios para después hacer yo lo mismo, no podía evitar sentirme sumamente feliz que lo abracé para acariciar sus cabellos en tanto el se agarraba fuertemente de mi cintura.

El amanecer ya estaba con nosotros y no podíamos soltarnos, estábamos tan bien que cuando la falta de aire hizo presencia, fue lo único que nos separó. Ya estábamos agitados así que dijo lo siguiente.

-¿Qué te parece si vamos a casa? Esta vez seré yo quien prepare las masas y el chocolate caliente-me consintió dulcemente con una tierna sonrisa y guiñando un ojo.

Para mis adentros estaba tan feliz de estar a su lado, al final éramos una pareja, y en una pareja siempre hay bajas. Sólo teníamos que ser fuertes y seguir confiando en el otro, en que la relación no se podía romper así nomás, afortunadamente yo creí en él antes de dormir, y desperté con un gran sol de oportunidades al final de él.

-¡SI!, volvamos pronto a casa-le sonreí con toda mi ternura impregnada en mi alma.

Él me abrazó escondiendo mi cabeza en su pecho, así estuvimos un ratito, cuando nos separamos me acarició la mejilla con dulzura, aquella que se apoderaba de él cuando lo seducía para que me mimara de manera tal que parecíamos unos ositos cariñositos.

-Le doy gracias a la vida el haberte puesto en mi camino.

Luego tomándome de la mano se levantó del suelo para ayudarme y así regresar a casa juntos, no podía sacar de mí, el semblante más hermoso del mundo, al ser tan feliz sin duda llevaba una grata y bella sonrisa.




Llegamos y me llevó al sofá, me recostó allí y me arropó con sumo cuidado, todo con amor. De allí esperé un poco y salió de la cocina con dos tazas de chocolate caliente y en otra mano traía una fuente con masas de chocolate y dulce de leche, tal y como yo las hacía, pero éstas eran diferentes.

-¿Pasa algo?-me interrogó divertido al ver como miraba atentamente a la masa.

-Nada es solo que esta vez están diferentes-seguí observando con curiosidad-, por que esta vez no son masas al estilo Seto Koji, sino al estilo Tomo Yanagishita y eso las hace más deliciosas y con sabor a amor-agregué y me comencé a devorarla mientras reír un poco con él que también estaba ya probándolas.

-Seto-me dirigió la palabra después de tragar-, no dejes, de amarme nunca.

-No, jamás lo haré-provoqué otra de esas tiernitas sonrisitas en su rostro.

Yo sabía a lo que se refería, no quería perder lo que yo le daba, entonces ya estaba pensando en qué más le pondría a las masas que prepararía para él la próxima vez.

Sin duda ya dicho; afortunadamente yo creí en él antes de dormir, y desperté con un gran sol de oportunidades al final de él.

Seguimos hablando y endulzando nuestra mañana juntos, al fin todo había acabado para mejor y dejaríamos de sufrir, ese día comprendí que lo amaba más todavía, su “Yo también te amo” vibró en todo mi ser aquel amanecer.

Realmente yo creí en él, y pude despertar con un inmenso sol;

Su voz me aclaró todos sus sentimientos ese día;

Vibró en todo mí ser… aquel amanecer.



Fin~

Weeeeno qué te pareció??? quiero saberlo!!! :D y hasta otro día con un Tegomass

Bye♥~