jueves, 25 de julio de 2013

Un Camino que Tomar [Yabutaro, Daitaro] [4/4]

Autor: Midori
Pareja: Yabutaro/Daitaro
Género: Romance♥ angst♥ 
Advertencia: Espero les guste el final de este maravilloso serial :3!
Aclaraciones: Hice sufrir un poco a un personaje pero bueno x3!

HOLA!! quiero darles la bienvenida a Yabutaro, este serial que tanto me gustó escribir, el mejor fic elaborado por mua :´3! espero me perdonen o vayan por mi cabeza al haberme tardado tanto ;3!! nos vemos abajo!



Un Camino que Tomar
Capítulo 4: Mi Último Recurso



Desperté de algo llamado “casi un sueño eterno”, yo no quería despertar y sabía bien por que. Me froté los ojos, y en un instante me senté a admirar como la lluvia caía caudalosamente sobre la ciudad, estaba feliz al notar como me había enfermado, sentía que lo necesitaba. Me lo merecía.

Bajé a desayunar, y resolví en comerme dos huevos fritos, aunque me encontraba en una peligrosa situación, iría al colegio, necesitaba recuperar algo a como de lugar. Se podía decir que ahora a pesar de estar enfermo, sentía una carga menos pero no. No solo me sentía un traidor sino que también había perdido dos cosas muy importantes, y al poner las manos en el fuego por una, no podía permitir su escape. O más bien debía recuperarlo.

Tenía que, yo solo era tuyo todo tuyo, tal y como lo habías dicho.

Tomé mi paraguas y me encaminé bajo la lluvia, a un destino de quien sabe qué final, solo el final, de esa tarde.

Bastante lluvioso, pero queriendo cumplir con mi palabra del alma, seguiría caminando no importa como. Aquellas calles desiertas como un paisaje, y aquella única persona que atraviesa aquel lugar, aquel momento, podría ser retratada en un cuadro. Mojado y enfermo, pero fuerte.

Llegué al fin, pero, Daiki estaba en la entrada.

¿Qué hacía ahí? ¿Qué debía hacer yo?

-No estoy intentando dar contigo, no te preocupes—, respondió sin mirarme, mantenía la mirada en algún punto fijo, temía por que entendía aquello.

Entré sin dudar mas, debía enfrentarlo y ya. Pero por si acaso, me quedé en la puerta esperando lo impensable, solo para cerciorarme de que nada pasaría entre ambos. Yabu nunca llegó, menos mal, Daiki tenía moretones por todos lados, pero realmente, los sentimientos que dominaban su ánimo lo hacían ver aún peor.

Al ver como Daiki estaba entrando al instituto, yo mejor me fui, directo a mi salón y me senté, que al hacerlo sentí desfallecer, no podía más, estaba agotado.

A la hora del recreo me sentí más fuerte y pasé junto al salón de Yabu, y él allí estaba, intentando concentrarse en su libro, pude alcanzar a ver “Un camino que tomar” de la autora Midori Yamashita. Conocía muy bien a la autora y me había leído algunos libros suyos, de hecho lo usaría como tema de conversación o algún pretexto por si acaso.

-¡Me encanta esa autora!—, se sobresaltó al oírme, mis pasos eran sigilosos.

-¿Qué haces tú aquí?—aunque tajante, yo iba a ser más fuerte. A ver si lo lograba.

-Quería hablar contigo—comenté sentándome en frente suyo.

-No hay necesidad, ¡así que no tengo nada que ver contigo!—, dijo y se estaba marchando.

-Yo corté con Daiki—dije y se detuvo. Me giré y ya había llegado a la puerta—. Por favor dame otra oportunidad, yo-

-¡Eso no te da derecho a querer estar conmigo, eres libre!

Finalmente se marchó, y yo empecé a marearme, tan débil como estaba tenía que regresar a casa, pero aún no podía rendirme.

Nos tocó gimnasia ese día, justo ese día, aprovechando la escasa llovizna, nos sacaron a correr en el playón, ya que el gimnasio interior estaba siendo reparado por problemas eléctricos.

El curso de Yabu estaba a un lado de la cancha, y el de Daiki justo al lado, vaya que a Dios le gusta ponerme a prueba. Aunque Dai-chan me mirase, ya no me importaba, y como me veían los dos, alcé mi brazo en alto saludando a Yabu quien no hizo más que girarse, Ya basta por favor. Me detuve casi en seco y fui atropellado por los demás que venían detrás de mí, lamentablemente terminé en el suelo. Me embarré la cara.

Que vergonzoso por Dios.

Me separe un poco del suelo haciendo fuerza con mis brazos y no pude soportar esa asesina mirada de Daiki, aquella indiferente, lastimosa, y furiosa de Yabu.

¿Qué pensaba recibir? Yo era el Judas, yo no tenía corazón.

Finalmente seguí corriendo, solo me limpié el rostro con mi manga y es todo, no podía reportarme enfermo ni tampoco parar de correr o se me venía el profesor encima.

Gimnasia terminó, luego de ir a cambiarme pude darme cuenta cuán afectado estaba mi organismo, tanto que apenas si podía caminar. Pero hice un gran esfuerzo y pude volver al salón a tiempo.

A pesar de que intenté acercarme a Yabu en los otros recesos, no podía ubicarlo, siempre hallaba la manera de escapar de mí, y es que ya no podía correr. Podía caer en el intento y me llevarían a enfermería, cosa que no iba a permitir, tenía que recuperarlo.

Y recuperar aquellos recuerdos que… me fueron arrebatados como objetos valiosos, que ahora solo queman en mi interior…

Trato de mirar el cielo cubierto de aquella negra y espesa nube que hace temblar a mi interior, ¿Podía el creador ayudarme o darme una mano suya para ayudarme?

Le pedía a gritos en mi interior, que se detuviera, pero, seguía lloviendo. Y ahora lloraba por fuera.

El timbré sonó y me levanté del asiento, tomando mis cosas y guardándoles con rapidez. Esta vez si correría y lo alcanzaría, ya no me importaba que los demás me vieran.

La puerta de la escuela estaba llena de alumnos, y yo me uní con los otros para poder encontrarlo, y así fue. Se veía como cada vez se alejaba más y más. Entonces fue así que comencé a correr y por fortuna no pareció recatarse de mi acto que se sorprendió mucho al haber alcanzado mi brazo.

Me quedó mirando como la primera vez que nos besamos, maravillado, totalmente atónito ante la situación. A eso yo respondí con una sonrisa. Pero solo recibí un semblante frío y odioso.

Deja de mirarme así… Dime que me has extrañado.

-No me toques—deshizo nuestra unión y siguió caminando, fui tras él.

Cruzamos la esquina donde nos separaba y se giró a verme, solo recibí que se quedara quieto un momento para luego abofetearme.

-¿No me querías volver a ver? Deja ya de insistir.

Volvió a correr, así que volví a levantarme, a pesar de que mi corazón estaba destruido ya nuevamente, fui detrás de su persona. No debí seguir, apenas logré reincorporarme pero no podía dejarlo ir nuevamente, tenía que lograr algo… algo bueno. Mi corazón ya no daba más, o era eso, o realmente iba a morir.

Corrí varias cuadras tras él pero a pesar de todo, como lo hacía también, y que mi cuerpo no daba más. Me caí.

Otra vez me caí, ¿Volvería a levantarme?

Me quede viendo como su figura se desvanecía en el horizonte, palpé mis piernas con mis manos y las sentía muy pesadas. Con mayor esfuerzo al de horas antes volví a levantarme, saqué mi celular del bolsillo y envié un mensaje a mi madre avisando que no volvería a casa ese día.

Lentamente y pensando, a cada minuto se hacía muy tentadora la idea de poder ir hasta a su casa a buscarlo, cosa que hice. A continuación con la poca fuerza que tenía, llegué a su casa, y me quede acurrucado bajo su ventana, esperando que me viera. Pero las horas pasaban y nada pasaba.

¿Me habría visto o solo no quería hacerlo?

Solo había tenido que elegir un camino que tomar y yo te elegí a ti. Susurraba por lo bajo mi próximo discurso si venía por mí.



Las horas pasaban y nada sucedía, había visto como sus padres entraban a la casa y por suerte no se daban cuenta de mi presencia a un costado de la casa, eso lo agradecí.

Cambiaba de posición tanto podía, ya había llegado la noche.

Más tarde mi estómago comenzó a crujir pero no había traído nada, revisé mis bolsillos y no tenía nada. Pero no importó, yo solo esperaba a que saliera Yabu.

Conforme se hacía más y más tarde el frío aumentaba, no me servía de nada el abrigo que había llevado, por lo que me acurruqué un poco más y empecé a dormirme.

Tan solo estaba vacío, y se sentía tan feo, con la poca cordura que duraba mientras me desvanecía al mundo de los sueños, podía temblar de frío y sentir como se me mojaba el rostro. No importaba cuánto tiempo pasaría, volvería al día siguiente y al siguiente, daba lástima pero, si era ésa la forma de pagar por mis errores, creeme que por ti Yabu, lo iba a hacer.

En la oscuridad de la noche, cuando todos duermen, un alma se mece entre el sueño y en la realidad mientras mueve su cuerpo acompasado, por el frío que arrebata con fuerza el poco calor que posee su cuerpo.

El día siguiente llegó con rapidez y desperté con mucho dolor en el cuerpo, mi cabeza dolía un montón pero al menos ya podía moverme. Me paré para mirar su ventana en lo alto. Pero nada.

Si ya sé, volveré mañana te lo prometo, ¿podrás perdonarme?

Volvía la calle para marcharme, mi mochila parecía pesar el triple que el día anterior, pero eso no tenía cabida, lo que más pesaba… lo que más costaba, era aguantar tu ignorancia hacia mí.

Cuando estábamos juntos a cuando recién nos habíamos conocidos tus ojos siempre centelleaban, siempre vi en ti el ejemplo que de persona que Daiki no podía darme. Es cierto—detuve mis pasos—. Ahora recordaba a aquella persona que una vez estuvo a mi lado.

Continué caminando y llegué a esa esquina que tanto representaba en mi vida, esa misma que hacía eco en mí, la de “Un camino que tomar” como aquel libro. Me preguntaba a cada paso si mi destino sería como aquel libro, un final cruel y sádico, lleno de lágrimas de sangre sin parar.

También me puse a pesar si mi vida acabaría en el infierno, de seguro había hecho tanto mal a aquellas dos personas que no merecía el perdón ni del mismo creador.

¿Qué irás a hacer ahora Ryutaro?

Alguien me abrazó por la espalda, ¿pero quién era? Sentí como apoyaba su cabeza en la mía, quizá era Daiki. Otra vez no. Como le haría para alejarlo de mí otra vez, me hice esa misma pregunta una y otra vez.

-Ryutaro—dijo, comprendí que ese era… Yabu.

Estaba estático, y es que estaba enfermo, ¿Estaba imaginando cosas?

-¿Kota kun?—interrogué nervioso, se notaba en mi voz

-Gomene—¿Qué?

-Yabu, ¿lloras?

Me había girado y le hablaba frente a frente, el sollozaba.

-Tu también lloras—dijo.

Era cierto, me toque el rostro y estaba llorando.

Yo solo lloro sin darme cuenta cuando se trata de alguien especial, y lo he demostrado todo este tiempo.

-¡Lo siento Ryu chan!—me abrazó—. Te he extrañado mucho, no sabes cuánto, me hacía el duro pero por dentro quería que estuviéramos juntos. Ya comprobé que Daiki te odia, el mismo me lo dijo.

A Dai chan realmente le había herido aah, que bárbaro, pero… recupere lo que mas amaba.

-Ryu chan…

-¡Yabu!—lo interrumpí—. Te Amo♥—, por favor no volvamos a pelear.

Volvió a besarme como la primera vez, en la misma esquina, me dijo que me amaba y que ya nada podía interponerse entre nosotros. Me comentó que todo ese tiempo había estado llorando, me sentí identificado.


Ocurrió eso por que me quieres, y yo te quiero… nos amamos.


Aquel tiempo aprendí que hagas lo que hagas, nunca engañes a tu pareja, o andas con una o la otra, por que la terminarás pasando muy mal. Yo tuve un final feliz, pero no siempre puede resultar ser así.


Y bien? :3! Gracias por leer este Yabutaro hasta el fin, que tengan una buena navidad, lectoras, se las quiere mucho :3!!

2 comentarios:

  1. Tendre que leerlo el prox año XD
    pero me alegra que lo hayas terminado, despues sufrire leyendo ;__; bye~

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  2. Y no lo volví a comentar...¿lo habré leído al menos? D:

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