Pareja: Yabutaro/Daitaro
Género: Romance♥ angst♥
Advertencia: Espero les guste el final de este maravilloso serial :3!
Aclaraciones: Hice sufrir un poco a un personaje pero bueno x3!
HOLA!! quiero darles la bienvenida a Yabutaro, este serial que tanto me gustó escribir, el mejor fic elaborado por mua :´3! espero me perdonen o vayan por mi cabeza al haberme tardado tanto ;3!! nos vemos abajo!
Un Camino que Tomar
Capítulo 4: Mi Último Recurso
Desperté de algo llamado
“casi un sueño eterno”, yo no quería despertar y sabía bien por que. Me froté
los ojos, y en un instante me senté a admirar como la lluvia caía
caudalosamente sobre la ciudad, estaba feliz al notar como me había enfermado,
sentía que lo necesitaba. Me lo merecía.
Bajé a desayunar, y
resolví en comerme dos huevos fritos, aunque me encontraba en una peligrosa
situación, iría al colegio, necesitaba recuperar algo a como de lugar. Se podía
decir que ahora a pesar de estar enfermo, sentía una carga menos pero no. No
solo me sentía un traidor sino que también había perdido dos cosas muy
importantes, y al poner las manos en el fuego por una, no podía permitir su
escape. O más bien debía recuperarlo.
Tenía que, yo solo era tuyo todo tuyo, tal y como
lo habías dicho.
Tomé mi paraguas y me
encaminé bajo la lluvia, a un destino de quien sabe qué final, solo el final, de esa tarde.
Bastante lluvioso, pero
queriendo cumplir con mi palabra del alma, seguiría caminando no importa como.
Aquellas calles desiertas como un paisaje, y aquella única persona que
atraviesa aquel lugar, aquel momento, podría ser retratada en un cuadro. Mojado
y enfermo, pero fuerte.
Llegué al fin, pero, Daiki
estaba en la entrada.
¿Qué hacía ahí? ¿Qué debía hacer yo?
-No estoy intentando dar
contigo, no te preocupes—, respondió sin mirarme, mantenía la mirada en algún
punto fijo, temía por que entendía aquello.
Entré sin dudar mas, debía
enfrentarlo y ya. Pero por si acaso, me quedé en la puerta esperando lo
impensable, solo para cerciorarme de que nada pasaría entre ambos. Yabu nunca
llegó, menos mal, Daiki tenía
moretones por todos lados, pero realmente, los sentimientos que dominaban su
ánimo lo hacían ver aún peor.
Al ver como Daiki estaba
entrando al instituto, yo mejor me fui, directo a mi salón y me senté, que al
hacerlo sentí desfallecer, no podía más, estaba agotado.
A la hora del recreo me
sentí más fuerte y pasé junto al salón de Yabu, y él allí estaba, intentando
concentrarse en su libro, pude alcanzar a ver “Un camino que tomar” de la
autora Midori Yamashita. Conocía muy bien a la autora y me había leído algunos
libros suyos, de hecho lo usaría como tema de conversación o algún pretexto por
si acaso.
-¡Me encanta esa autora!—,
se sobresaltó al oírme, mis pasos eran sigilosos.
-¿Qué haces tú aquí?—aunque
tajante, yo iba a ser más fuerte. A ver
si lo lograba.
-Quería hablar
contigo—comenté sentándome en frente suyo.
-No hay necesidad, ¡así
que no tengo nada que ver contigo!—, dijo y se estaba marchando.
-Yo corté con Daiki—dije y
se detuvo. Me giré y ya había llegado a la puerta—. Por favor dame otra
oportunidad, yo-
-¡Eso no te da derecho a
querer estar conmigo, eres libre!
Finalmente se marchó, y yo
empecé a marearme, tan débil como estaba tenía que regresar a casa, pero aún no
podía rendirme.
Nos tocó gimnasia ese día,
justo ese día, aprovechando la escasa
llovizna, nos sacaron a correr en el playón, ya que el gimnasio interior estaba
siendo reparado por problemas eléctricos.
El curso de Yabu estaba a
un lado de la cancha, y el de Daiki justo al lado, vaya que a Dios le gusta ponerme a prueba. Aunque Dai-chan me
mirase, ya no me importaba, y como me veían los dos, alcé mi brazo en alto
saludando a Yabu quien no hizo más que girarse, Ya basta por favor. Me detuve casi en seco y fui atropellado por
los demás que venían detrás de mí, lamentablemente terminé en el suelo. Me
embarré la cara.
Que vergonzoso por Dios.
Me separe un poco del
suelo haciendo fuerza con mis brazos y no pude soportar esa asesina mirada de
Daiki, aquella indiferente, lastimosa, y furiosa de Yabu.
¿Qué pensaba recibir? Yo era el Judas, yo no tenía
corazón.
Finalmente seguí
corriendo, solo me limpié el rostro con mi manga y es todo, no podía reportarme
enfermo ni tampoco parar de correr o se me venía el profesor encima.
Gimnasia terminó, luego de
ir a cambiarme pude darme cuenta cuán afectado estaba mi organismo, tanto que
apenas si podía caminar. Pero hice un gran esfuerzo y pude volver al salón a
tiempo.
A pesar de que intenté acercarme
a Yabu en los otros recesos, no podía ubicarlo, siempre hallaba la manera de
escapar de mí, y es que ya no podía correr. Podía caer en el intento y me
llevarían a enfermería, cosa que no iba a permitir, tenía que recuperarlo.
Y recuperar aquellos recuerdos que… me fueron
arrebatados como objetos valiosos, que ahora solo queman en mi interior…
Trato de mirar el cielo
cubierto de aquella negra y espesa nube que hace temblar a mi interior, ¿Podía
el creador ayudarme o darme una mano suya para ayudarme?
Le pedía a gritos en mi interior, que se detuviera,
pero, seguía lloviendo. Y ahora
lloraba por fuera.
El timbré sonó y me
levanté del asiento, tomando mis cosas y guardándoles con rapidez. Esta vez si
correría y lo alcanzaría, ya no me importaba que los demás me vieran.
La puerta de la escuela
estaba llena de alumnos, y yo me uní con los otros para poder encontrarlo, y
así fue. Se veía como cada vez se alejaba más y más. Entonces fue así que
comencé a correr y por fortuna no pareció recatarse de mi acto que se
sorprendió mucho al haber alcanzado mi brazo.
Me quedó mirando como la
primera vez que nos besamos, maravillado, totalmente atónito ante la situación.
A eso yo respondí con una sonrisa. Pero solo recibí un semblante frío y odioso.
Deja de mirarme así… Dime que me has extrañado.
-No me toques—deshizo
nuestra unión y siguió caminando, fui tras él.
Cruzamos la esquina donde
nos separaba y se giró a verme, solo recibí que se quedara quieto un momento
para luego abofetearme.
-¿No me querías volver a
ver? Deja ya de insistir.
Volvió a correr, así que
volví a levantarme, a pesar de que mi corazón estaba destruido ya nuevamente,
fui detrás de su persona. No debí seguir, apenas logré reincorporarme pero no
podía dejarlo ir nuevamente, tenía que lograr algo… algo bueno. Mi corazón ya
no daba más, o era eso, o realmente iba a morir.
Corrí varias cuadras tras
él pero a pesar de todo, como lo hacía también, y que mi cuerpo no daba más. Me
caí.
Otra vez me caí, ¿Volvería a levantarme?
Me quede viendo como su
figura se desvanecía en el horizonte, palpé mis piernas con mis manos y las
sentía muy pesadas. Con mayor esfuerzo al de horas antes volví a levantarme,
saqué mi celular del bolsillo y envié un mensaje a mi madre avisando que no
volvería a casa ese día.
Lentamente y pensando, a
cada minuto se hacía muy tentadora la idea de poder ir hasta a su casa a
buscarlo, cosa que hice. A continuación con la poca fuerza que tenía, llegué a
su casa, y me quede acurrucado bajo su ventana, esperando que me viera. Pero
las horas pasaban y nada pasaba.
¿Me habría visto o solo no quería hacerlo?
Solo había tenido que
elegir un camino que tomar y yo te elegí a ti. Susurraba por lo bajo mi próximo
discurso si venía por mí.
Las horas pasaban y nada
sucedía, había visto como sus padres entraban a la casa y por suerte no se
daban cuenta de mi presencia a un costado de la casa, eso lo agradecí.
Cambiaba de posición tanto
podía, ya había llegado la noche.
Más tarde mi estómago
comenzó a crujir pero no había traído nada, revisé mis bolsillos y no tenía
nada. Pero no importó, yo solo esperaba a que saliera Yabu.
Conforme se hacía más y
más tarde el frío aumentaba, no me servía de nada el abrigo que había llevado,
por lo que me acurruqué un poco más y empecé a dormirme.
Tan solo estaba vacío, y se sentía tan feo, con la
poca cordura que duraba mientras me desvanecía al mundo de los sueños, podía
temblar de frío y sentir como se me mojaba el rostro. No importaba cuánto
tiempo pasaría, volvería al día siguiente y al siguiente, daba lástima pero, si
era ésa la forma de pagar por mis errores, creeme que por ti Yabu, lo iba a
hacer.
En la oscuridad de la noche, cuando todos duermen,
un alma se mece entre el sueño y en la realidad mientras mueve su cuerpo
acompasado, por el frío que arrebata con fuerza el poco calor que posee su
cuerpo.
El día siguiente llegó con
rapidez y desperté con mucho dolor en el cuerpo, mi cabeza dolía un montón pero
al menos ya podía moverme. Me paré para mirar su ventana en lo alto. Pero nada.
Si ya sé, volveré mañana te lo prometo, ¿podrás
perdonarme?
Volvía la calle para
marcharme, mi mochila parecía pesar el triple que el día anterior, pero eso no
tenía cabida, lo que más pesaba… lo que más costaba, era aguantar tu ignorancia
hacia mí.
Cuando estábamos juntos a
cuando recién nos habíamos conocidos tus ojos siempre centelleaban, siempre vi
en ti el ejemplo que de persona que Daiki no podía darme. Es cierto—detuve mis
pasos—. Ahora recordaba a aquella persona que una vez estuvo a mi lado.
Continué caminando y
llegué a esa esquina que tanto representaba en mi vida, esa misma que hacía eco
en mí, la de “Un camino que tomar” como aquel libro. Me preguntaba a cada paso
si mi destino sería como aquel libro, un final cruel y sádico, lleno de
lágrimas de sangre sin parar.
También me puse a pesar si
mi vida acabaría en el infierno, de seguro había hecho tanto mal a aquellas dos
personas que no merecía el perdón ni del mismo creador.
¿Qué irás a hacer ahora Ryutaro?
Alguien me abrazó por la
espalda, ¿pero quién era? Sentí como apoyaba su cabeza en la mía, quizá era
Daiki. Otra vez no. Como le haría
para alejarlo de mí otra vez, me hice esa misma pregunta una y otra vez.
-Ryutaro—dijo, comprendí
que ese era… Yabu.
Estaba estático, y es que
estaba enfermo, ¿Estaba imaginando cosas?
-¿Kota kun?—interrogué
nervioso, se notaba en mi voz
-Gomene—¿Qué?
-Yabu, ¿lloras?
Me había girado y le
hablaba frente a frente, el sollozaba.
-Tu también lloras—dijo.
Era cierto, me toque el
rostro y estaba llorando.
Yo solo lloro sin darme cuenta cuando se trata de
alguien especial, y lo he demostrado todo este tiempo.
-¡Lo siento Ryu chan!—me
abrazó—. Te he extrañado mucho, no sabes cuánto, me hacía el duro pero por
dentro quería que estuviéramos juntos. Ya comprobé que Daiki te odia, el mismo
me lo dijo.
A Dai chan realmente le había herido aah, que
bárbaro, pero… recupere lo que mas amaba.
-Ryu chan…
-¡Yabu!—lo interrumpí—. Te
Amo♥—, por favor no volvamos a pelear.
Volvió a
besarme como la primera vez, en la misma esquina, me dijo que me amaba y que ya
nada podía interponerse entre nosotros. Me comentó que todo ese tiempo había
estado llorando, me sentí identificado.
Ocurrió eso por que me
quieres, y yo te quiero… nos amamos.
Aquel
tiempo aprendí que hagas lo que hagas, nunca engañes a tu pareja, o andas con
una o la otra, por que la terminarás pasando muy mal. Yo tuve un final feliz,
pero no siempre puede resultar ser así.
Y bien? :3! Gracias por leer este Yabutaro hasta el fin, que tengan una buena navidad, lectoras, se las quiere mucho :3!!
Tendre que leerlo el prox año XD
ResponderBorrarpero me alegra que lo hayas terminado, despues sufrire leyendo ;__; bye~
Y no lo volví a comentar...¿lo habré leído al menos? D:
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